Con mucha alegría fuimos acogidos en la comunidad de Petare junto a los Hermanos y Hermanas Carmelitas e hijas del Patrocinio de María, las cocineras y Petrica (la abuela de la misión), nos sentimos en casa, realmente fuimos una gran familia dispuesta a la Oración, a la Fraternidad y a la Misión profética, valores intrínsecos de nuestro carisma como Carmelitas.